martes, 5 de julio de 2011

UN ESPECIAL CONTACTO DE AMOR: EL CONTACTO PIEL A PIEL


El sentido del tacto es nuestro sentido más admirable, desempeña una función trascendente en los procesos  del dormir y despertar, permite que apreciemos, la profundidad el espesor y la forma del mundo que nos rodea, sentimos, amamos, odiamos, nos irritamos y nos ablandamos por mediación de esos maravillosos diminutos corpúsculos táctiles de nuestra piel.Inmediatamente al nacimiento muchas son las  especies animales que lamen a sus crías activamente, de esta estimulación cutánea surgirá el desarrollo de su maduración inmunológica (defensas) y definirá y estimulará especiales conductas y comportamientos de sus crías.Este lengüeteo que se observa en los animales, estaría representado en el ser humano, por el intimo contacto del útero materno con la piel del bebé que no ha nacido aun, se estaría representando en ese momento el primer gran abrazo que nos damos con la vida.La ciencia ha planteado la hipótesis que las prolongadas contracciones uterinas durante el trabajo de parto condicionarían en la especie humana una serie de intensas estimulaciones cutáneas destinadas a asegurar el funcionamiento pleno y satisfactorio de los principales órganos del bebé al nacimiento.Después de nacer, el íntimo contacto físico con su madre al abrazarlo, acariciarlo, amamantarlo, puede considerarse como una prolongación directa del estado intrauterino y la satisfacción de sus necesidades pueden ser logradas con ese especial contacto corporal con su madre.La piel comienza a desempeñar una función cada vez más importante en las relaciones que el bebé va desarrollando con su mundo exterior.Una de sus primeras percepciones  surge de la succión durante su alimentación a pecho. Al mismo tiempo que se produce el desplazamiento de los labios sobre el pecho de su madre, se agrega la exploración visual del rostro materno y el contacto de su mano con el cuerpo de ella.Sensaciones y vivencias se combinan, el bebé comienza a  sentir  su mundo, si bien el tacto no es de por si un  afecto, los elementos que estimula comienzan a darle experiencias, comienza a tener por primera vez emociones y su piel ha sido el increíble vehículo de ellas.El sentirse abrazado es el equivalente a que nos estén comunicando amor y amor es nada mas y nada menos que seguridad para un niño y ello deriva, en sus primeras experiencias  en el mundo, de mensajes que le transmite su piel. El bebé no se siente solo... alguien se halla junto a él.Al acunar a su bebé, la madre establece prácticamente una sincronía entre su ritmo respiratorio y el de su hijo, y al acariciarlo casi aproxima sus ritmos cardiacos. En esta especial sincronía se están recreando los mismos estímulos que caracterizaban su vida antes de nacer.Al ser acariciado, arrullado, llevado en brazos y querido, un bebé aprende a acariciar, a arrullar, a querer, el bebé siente que hay interés en él, comienza a recibir hermosos y positivos mensajes al empezar a vivir.Tener “tacto” con el bebé significa “tocar con delicadeza”, introducirlo suavemente en su nuevo mundo, tomando real conciencia de que su piel es capaz de recibir y procesar sentimientos.




El tan famoso “malcriarse” (“No levantes al bebé, se malcría, te toma el tiempo”) debe ser reconsiderado a la  luz de experiencias científicas muy seriamente controladas, que demuestran claramente el error conceptual que se cometió durante mucho tiempo. Recordemos por un instante cómo era la vida del bebé antes de nacer. Se hallaba sujeto a un movimiento constante, aun al dormir su madre, los movimientos respiratorios que realiza son trasmitidos al líquido amniótico que rodea al bebé,  y éste continúa moviéndose casi abrazado y acariciado por el liquido y los tejidos uterinos. Su cuerpo, una vez nacido, deja de recibir todas estas  estimulaciones que son las que muchas veces reclama el bebé con su llanto.Si hacemos el esfuerzo de ver el mundo desde la óptica de un bebé recién nacido que tiene memoria de lo ocurrido antes de nacer, que ha vivido estas experiencias, creo que comprenderemos su necesidad de sentirse nuevamente abrazado, nuevamente acunado, de sentirse nuevamente seguro.Nadie se malcría por recibir afecto y ante la duda de cómo proceder, en este caso es preferible equivocarse en más y nunca en menos.El contacto físico es probablemente la prueba más concreta de amor que una madre pueda dar a su niño. Los bebés necesitan ser abrazados, necesitan sentirse abrazados por sus madre, las madres necesitan abrazar a sus bebés. En sus primeros contactos con  el espacio desconocido, ella es el vehículo, su maravilloso vehículo, que de una manera absolutamente única, le comenzará  a dar una visita guiada por el mundo, dejémoslos disfrutar de su magia. “EL INCREIBLE UNIVERSO DEL RECIÉN NACIDO” Dr. Jorge César Martínez

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